El lunes 20 por la noche como de costumbre saque a pasear a mi precioso Romeo, no habíamos avanzado media cuadra y de la nada apareció un perro grande (tres veces el tamaño de Romeo) apareció silenciosamente pero decidido a atacar, al percatarme quise cargar a Romeo y fue demasiado tarde el perro se había abalanzado sobre él con una fuerza incontenible.
Imaginaran el shock que esto me produjo, los segundos se hicieron eternos, la impotencia por un momento me paralizó, hasta que no sé cómo y de donde una fuerza sobre natural hizo que le abra el hocico al perro grande y pueda liberar a mi Romeito!
Romeo se liberó corrió con dirección a mi casa y el perro grande fue tras él y lo agarró nuevamente, para ese entonces muchos vecinos se acercaron a brindarme apoyo, para poder liberarlo, que tan pronto lo hizo corrió a refugiarse a una tienda próxima.
Llegó el dueño del perro, lo agarró y se lo llevo a su casa.
Romeo estaba en shock, asustado y escondido bajo el mostrador no dejaba de ladrar y tampoco dejaba que alguien se le acerqué y mucho menos lo toque (incluyéndome)
Llegaron los bomberos, personal del serenazgo, la policía, inspectoría… y hasta ese entonces solo veía la sangre en el cuerpo de Romeo, estaba como suspendida, como si todo lo que pasara a mi alrededor fuera una película y no había reparado que mis manos también sangraban, cuando acepté que me atendieran pude ver en mis manos la marca de los dientes de del perro grande.
El dueño del perro (que se llama Manuel) se me acercó ofreciéndome las disculpas del caso y el apoyo necesario explicándome que el perro se le había escapado cuando él abrió la puerta del garaje y que era un perro de casa, que salía muy poco, era juguetón y que estaba muy sorprendido de la forma agresiva en la que nos había atacado.
Los policías me insistían en llevar al perro a cuarentena (a pesar de que Manuel decía que su perro tenía su vacuna antirrábica al día y que traería los papeles) igual me hicieron varias preguntas y me tomaron todos los datos.
El representante de inspectoría me informaba que si Romeo moría el dueño debería pagar una UIT (no me dijo a quién debería hacer el pago) y si no igual tendría que pagar la mitad, nuevamente las preguntas de rigor y me tomaron los datos.
Los agentes de serenazgo hicieron lo propio, tomar datos y pedir los detalles de lo sucedido (quiero imaginar que esta información servirá para mejorar su Plan estratégico para mejorar la seguridad en el distrito)
Los bomberos quienes fueron los primeros en llegar automáticamente me atendieron, me revisaron, volvieron a desinfectar la herida, me dieron las recomendaciones que el caso amerita, me explicaron algunas cosas y con gusto les di mis datos.
Alguien mencionó que estaba en ataque de pánico y en ese momento recordé que lo que necesitábamos Romeo y yo era tomar Rescue Remedy. Pedí que me traigan agua y la fórmula mágica (como yo llamo el Rescue Remedy) y el efecto fue inmediato.
Romeo dejó de ladrar, cuando lo llamé salió despacio, se me acercó y se dejó cargar, yo empezaba a tomar conciencia de lo que me estaba pasando pero estaba tranquila, presente y completamente centrada en ayudarme y ayudar a Romeo.
Para esto ya había un gran número de personas pidiendo que se lleven al perro para que lo encierren en cuarentena, otros pedían que lo castiguen y otros completamente alterados pedían a gritos que lo sacrifiquen.
Pude ver en el rostro de Manuel, la angustia, el terror, la desesperación pero también su interés sincero en ayudarnos y hacerse cargo de todo el perjuicio que este desafortunado ataque nos había generado.
En ese momento lo único que quería es que Romeo este bien, tener la seguridad y tranquilidad de que sea atendido por su médico en la veterinaria que frecuenta (lamentablemente cuando llegamos estaba cerrada a pesar de ostentar en la puerta el anuncio de atención las 24 horas del día) por lo que tuvimos que llevarlo a otro lugar.
Cuando finalmente fue atendido por emergencia, para mi sorpresa Romeo solo tenía 3 marcas superficiales sobre su lomito y hematomas en la parte de su pancita, al parecer las manchas de sangre eran mías (las de mis manos) pues cuando fui a lugar donde me atendieron pude darme cuenta que la peor parte me la llevé yo. Para mi alegría Romeo está recuperándose bastante bien y yo aún tengo mucha inflamación y eso me produce dolor y fastidio pero por suerte lo que aparentemente parecía una fractura en mis dedos solo fue una fuerte inflamación y pequeñas fisuras… mas hoy me siento mejor :)
Fue una noche muy larga, con muchas ocurrencias, difícil y largo de narrar pero me dejó varios aprendizajes:
- La vida te pude cambiar de un segundo a otro, las cosas suceden cuando tiene que suceder y por más que queramos controlarlo… la realidad nos muestra que no se puede.
- Creo que” Pudo ser peor” y tengo tanto que agradecer a Dios, al universo, a la vida a mi buen karma (y al de Romeo) y a todos los seres divinos por su protección… y eso lo celebro desde el corazón.
- Los animales actúan por instinto, más los humanos fuimos dotados con algo que tenemos la obligación de utilizar: Discernimiento. La violencia solo genera violencia. La venganza no es sinónimo de justicia.
- Una forma de conocer a una persona es ver como se hace cargo y asume su responsabilidad, si bien es cierto no fue culpa de Manuel, si fue su responsabilidad pues su descuido ocasionó que el perro se escapara y nos atacara… más él eligió hacerse cargo.
- Jamás debemos aprovecharnos de la situación, Manuel desesperado como estaba me ofreció dinero en efectivo…, no lo acepté, pues consideraba que lo correcto es que él pague lo que corresponde (la atención médica, medicinas, transportes, etc, avalando el monto del gasto con una boleta) o mejor aún si él podía hacer el pago directamente.
- Me di cuenta que era un chico responsable, quien tuvo la mala fortuna de verse involucrado en una situación así, pero que amaba a su perro tanto como yo amo al mío. Su actitud conciliadora ayudó a que me ponga en sus zapatos y vea un poco más allá que el solo buscar “justicia” (venganza) recordaba los casos de las personas que evaden su responsabilidad, se esconden, ignoran y justifica y pensé si las personas aprendemos a hacernos cargo, debemos reforzar esa conducta y no castigarla, y solo así tal vez poco a poco el Hacerse cargo y responsable será una buena costumbre en nuestra sociedad.
- Algunos lugares (como la veterinaria) ofrecen servicios que no tienen. La criollada es demasiado atrevida, anunciar atención las 24 horas del día cuando cierran a las 8:30 p.m. es una falta de respeto absoluta entre lo que ofrecen y lo que brindan.
- Mucha gente se acerca solo para curiosear, preguntar y seguro que con buena intención pero cero solución y es tan incómodo responder preguntas como: Dónde fue? Como era el perro? Y nadie la ayudo? Cómo fue?... etc, no sé cuántas veces respondí esas preguntas, en el peor de los casos las personas alimentaban su morbo gritando en coro: que sacrifiquen al perro, que lo encierren o que lo golpeen, pero pocas realmente muy pocas personas realmente ayudaban…
- El Rescue Remedy realmente funciona (ya lo sabía porque soy Consultora en flores de Bach y por qué lo he probado en distintas ocasiones) pero me reafirmo en que cada persona debería tener en su botiquín o mejor aún en su cartera esta fórmula mágica.
Y para celebrar con gratitud a la vida el hecho de que mi Romeo esté bien y yo también, si has llegado hasta aquí, quiero que sepas que a partir de mañana en mi página Espazio Esencial publicaré las indicaciones para que puedas ingresar al sorteo de un Rescue Remedy de 20 ml.
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Mi Romeo |