Al comentar
sobre las terapias que brindo, muchas personas me preguntan si los sanadores
tenemos algún tipo de habilidad, don místico o poder especial para sanarlos y
esto me lleva a hacer la siguiente pregunta/reflexión:
¿Realmente
creemos que hay alguien que pueda hacer el “milagro” de la transformación por nosotros?
Primero, es
importante saber que todos absolutamente todos somos sanadores en potencia, hay
quienes lo descubren de forma natural/casual y hay quienes hemos aprendido
sobre ciertas herramientas y técnicas, las mismas que NO son una varita mágica
que con cuyo toque te transforma.
Un proceso de
sanación es mucho más que una moda o curiosidad, es un desafío que requiere ser
asumido con responsabilidad. Más allá de la terapia/técnica que elijas, lo
importante es que cuides que el responsable del proceso seas TU.
El sanador solo
estará a tu servicio, brindándote el espacio/tiempo que necesitas para que
puedas transitar, sentir y tomar conciencia de todo aquello que ya está listo y
que ya puedes transformarlo en luz.
El/la sanador(a) no va a asumir tu proceso
como el suyo (no le corresponde) no te va a cambiar o arreglar nada (pues eres
un ser consciente no un auto) no puede ofrecerte dar o quitar nada... y si lo
hace, entonces pregúntate por que estas negociando lo más valioso que tienes:
TU PODER INTERIOR.
En un proceso
de sanación, él/la sanador(a) es únicamente un canal que se pone al servicio de la
luz para cuidar la resonancia y acompañarte durante el proceso, allí
puedes elegir soltar, dejar ir, agradecer, reconciliar y permitir que todo aquello que necesites vivir
se alinee con el propósito de tu alma.
Personalmente,
considero que quien asume su proceso, le pone conciencia
a todo lo que le corresponde vivir y desde allí se conecta con su esencia
original: PAZ, se llama PAZsiente.
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